No hay lo que en términos de teatro llamamos público. No hay división entre público y actores. Para nosotros alguien que inventa una escena, que parte de sus propios medios, de sus propias experiencias, no necesita presentarlo (auque lo recomendamos), vive con sus compañeros a quienes le ha presentado su escena. No hay un adentro y un afuera grupal, hay el espacio y el tiempo en una dimensión distinta, en una dimensión de juego como cuando éramos chicos y jugábamos a “la lucha” o “espadeos”, sentíamos que las cosas “sucedían de verdad”. Esa capacidad de juego que tienen los chicos es la que queremos recuperar para ponerla al servicio de la autodefensa y la prevención del abuso y las agresiones.
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